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La fotografía es el arte de dibujar con luz, y para dibujar hay que aprender a mirar.

lunes, 29 de julio de 2013

La mirada eficaz: Irving Penn

Nació en 1917 y murió en 2009 en Estados Unidos.
Fue uno de los mejores retratistas del momento.
Revolucionó la iconografía de la moda con vanguardistas enfoques, sencillez, el uso agresivo del contraste en el blanco y negro y el tratamiento de los retratados como objetos. Ha trabajado para Vogue, mucho antes de que se convirtiera en la referencia indiscutible que es hoy.
Él mismo resumiría su estilo en una célebre frase, pronunciada en la apertura de su propio estudio en 1953: "Fotografiar un pastel también puede ser arte". Fue aquélla la principal característica de su estilo: la sencillez del "menos es más". Fotografió colillas, botes de cosméticos, botellas. 
En su obra de madurez se alejaría de la influencia del surrealismo y la vanguardia al estilo de Dalí que imperó en la fotografía de moda hasta los años cuarenta para presentar imágenes impactantes en su sencillez, modelos sobre fondos inmaculadamente blancos. Fue un cambio sustancial que luego otros maestros, como Avedon, convertirían en algo habitual.
Se le ha criticado por llevar hasta el límite aquel enfoque tan centrado en mostrar a la persona descontextualizada. Es lo que hizo en su trabajo en Latinoamérica y Africa. Llevó hasta lugares remotos su estudio portátil, sus focos y fondos blancos, para fotografiar nativos, como si fueran modelos. 
Este era su secreto: descontextualizar a la persona para que su cuerpo fuera su única expresión. En ese sentido, una modelo de Manhattan y un chico de la calle de Cuzco reciben en su obra el mismo tratamiento. Dijo: " La gente a la que fotografié no era primitiva. La gente primitiva vive en Nueva York". 

Bibliografia: Irving Penn, Fotógrafo. Por David Alandete

























martes, 9 de julio de 2013

La mirada perdida: Andrei Tarkovski

Director de cine, actor y escritor ruso ( 1932-1986).
Se lo reconoce como uno de los más importantes e influyentes autores del cine ruso en tiempos de la Unión Soviética y uno de los más grandes de la historia del cine.

 “La imagen como observación… ¿Quién no volvería a pensar aquí en la poesía japonesa?
Me entusiasma en ella su modo radical de prescindir incluso de la alusión más velada a su verdadero sentido imaginario, que debe ser descifrado paulatinamente, como en una charada. El haiku “cultiva” sus imágenes de un modo que no significan nada fuera de sí y a la vez significan tanto que es imposible percibir su sentido último. Es decir, una imagen es tanto más fiel a su destino cuanto menos se puede condensar en una fórmula conceptual, especulativa. El lector de un haiku tiene que perderse en él, como en la naturaleza, tiene que dejarse caer en él, perderse en sus profundidades como en un cosmos, donde tampoco hay un arriba y un abajo. Como ejemplo sirva este haiku de Basho:
 Un viejo estanque
Una rana saltó al agua
Chapoteó en el silencio.
Ó éste:
Para los tejados se cortaron juncos.
En cañas olvidadas
se esparce la nieve suave.
O éste otro:
¿De dónde esa pereza?
Hoy casi no han podido despertarme…
Suena la lluvia de primavera.
¡Qué sencillez y precisión en la observación!
¡Qué pensamiento más disciplinado y qué capacidad imaginativa más selecta! Estos versos son bellísimos por el carácter irrepetible del momento que en ellos se capta, un momento que cae en la eternidad.
Con sólo tres puntos de observación, los poetas japoneses fueron capaces de expresar su relación con la realidad. No la observaron simplemente, sino que sin prisas y sin vanidades buscaron su sentido eterno. Y cuanto más precisa es esa observación, más única es también. Y cuanto más única es, más próxima se encuentra a la imagen. Dostoievski comentó en cierta ocasión que la vida es mucho más fantástica de lo que uno puede imaginarse…”

Extraído de: Esculpir en el tiempo. Andrei Tarcovski

No es muy conocido que Tarkovski, cuyas películas parecen estar compuestas a veces por un montaje de fotografías estáticas, se dedicó durante algún tiempo, efectivamente, a tomar fotos con una Polaroid. Estas fotos, a pesar de sus imperfecciones técnicas, atestiguan la misma forma de mirar y el mismo mundo visual de sus grandes films.