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La fotografía es el arte de dibujar con luz, y para dibujar hay que aprender a mirar.

sábado, 22 de junio de 2013

La mirada melancólica: Josef Sudek


Fotógrafo checo (1896-1976).
Es un fotógrafo atípico. En una época en que Europa bullía en todos los aspectos, él prefería hacer sus fotografías recluído en su estudio, en Praga.
Sudek estaba eclipsado por el amor a su ciudad. Casi toda su obra se desarrolla allí.
Aunque se introdujo en otros caminos fotográficos como el retrato, documental, reportajes, publicidad, sus mejores fotografías son las intimistas: son tremendamente bellas sus imagenes de los paisajes a través de su ventana.
Se lo llamaba "el poeta de Praga".
Sudek no empleaba ninguna técnica o proeza especial. Fotografiaba por saturación de lo real, obliga a que la mirada se acostumbre a esos objetos casi siempre cotidianos, los empuja hacia adentro para hacerlos salir y espera de nosotros esa misma paciencia. Al final el espectador descubre por sí mismo que es el arte el que hace la vida, el interés y la importancia.

Extraído de: Sudek y Jaroslav Seifert: una ventana en Praga. Andrés Barba.






















martes, 18 de junio de 2013

Horario de la muestra

La muestra fotográfica de Ojo en Eje podrá ser visitada hasta el día 28 de junio.
Horarios: lunes a viernes de 9 a 18.30 y Sab de 10 a 12 hs.

Biblioteca José Ingenieros
Independencia 669 . Zárate. Bs.As.

domingo, 16 de junio de 2013

Vernissage

Quiero agradecer a todos quienes concurrieron anoche a la inauguración de la muestra fotográfica colectiva y nos llenaron de elogios y cariño.
Acá está el ojo testigo de tanta celebración!

La misma se puede ver durante toda la semana desde las 10 a las 18 hs.
Mientras tanto, seguimos trabajando y pensando en lo que sigue...

Karina Di Pasquale.























martes, 11 de junio de 2013

La mirada freak: Charles Eisenmann

Fotógrafo alemán nacido en 1855, radicado luego en Nueva York.
Abrió su estudio fotográfico en la famosa Bowery Street y dedicó sus días a retratar algo diferente: personas con anomalías, exóticas, únicas.
Los " freaks" de Eisenmann no sólo se mostraron como victorianos distinguidos sino que además hicieron de esa representación una suerte de inventario de las convenciones de la época.
En estos días mirar a un hombre-perro está muy cerca del amarillismo, por eso resultan extrañas estas fotografías que están muy lejos de escandalizar. La situación se enrarece aún más cuando vemos a ese hombre-perro vestido de burgués cazador. Para la gente de la época, que compartía estos estereotipos, la ilusión se completaba.
Resulta sorprendente esta relación con lo grotesco, con lo anormal. Si bien se puede hablar de morbo, es poco probable que éste fuera el motor de las actividades de la Bowery St.  Había algo más:  los espectadores decimonónicos, testigos de la revolución industrial y del crecimiento urbano, se divertían con un de los últimos vestigios de una época mucho más lejana que la Edad Media: el monstruo. 
El monstruo es una alteración, una anomalía. 
La anomalía era traducida en maravilla, algo exótico. La gente de la ciudad asistía a estos espectáculos que mezclaban ciencia y gusto popular porque sentían que de alguna manera se instruían. 
Con el tiempo los retratos de freaks dejaron de tener tantos elementos para concentrarse sólo en la deformidad. Terminó así una manera de mirar, y por lo tanto una forma de espectáculo. 
En las fotografías de Eisenmann quedó retratada la melancolía del siglo XIX por el mundo natural, salvaje y también una forma de comprender el cuerpo y lo anormal radicalmente opuesta a la nuestra. 

Extraído de:
Charles Eisenmann y los monstruos victorianos. Lorena Gómez Mostajo.